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2021.06.02.2
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CARTA AL EDITOR / LETTER TO EDITOR

Cuarentena y COVID-19, una percepción más allá de la infección
Quarantine and COVID-19, a perception beyond infection


 
Omar Domínguez-Amorocho1*, Luz Mery Contreras-Ramos2, Laura Patricia Amaya Díaz3
Available from: http://dx.doi.org/10.21931/RB/2021.06.02.2
(registering DOI)

El síndrome respiratorio agudo severo (SARS), cuyo agente causal es el Coronavirus SARS-CoV, surgió en 2003, sin embargo, a finales del 2019, se observó que un nuevo Coronavirus (SARS-CoV-2) causaba una enfermedad similar a la influenza, denominada COVID-19 (acrónimo del inglés coronavirus disease 2019), la cual, presentaba desde síntomas respiratorios leves hasta lesiones pulmonares graves, y en algunos casos, cursando con insuficiencia multiorgánica y muerte 1,2,3.
Durante la ola pandémica, la mayoría de los países han adoptado medidas de distanciamiento social y se han impuesto estrategias de “cuarentena” en un intento por reducir la propagación de la COVID ‐ 19, incluidos el toque de queda, restricciones en reuniones o eventos masivos, la cancelación de eventos sociales y públicos planificados, cierre de sistemas de transporte público y algunas restricciones de viaje.
El aislamiento social asociado a la pandemia por COVID-19 ha demostrado ser un factor generador de eventos a nivel de salud mental y física, entre ellos, trastornos de estrés agudo, irritabilidad, insomnio, angustia emocional y trastornos del estado de ánimo (incluidos síntomas depresivos, miedo y pánico, ansiedad y estrés debido a preocupaciones financieras, frustración y aburrimiento, soledad, falta de suministros y falta de comunicación) 4,5,6. Otros factores estresantes asociados con procesos prolongados de aislamiento social, como los experimentados en América Latina, pueden incluir una disponibilidad irregular o menor de suministros habituales, como alimentos y medicamentos y la restricción de las actividades diarias5.
Diversas evidencias vinculan el aislamiento social con las consecuencias adversas para la salud, incluida la depresión, la mala calidad del sueño, el deterioro cognitivo acelerado, Además, cuanto más tiempo se limita a una persona a la cuarentena, más pobres son los resultados de salud mental; específicamente, se pueden observar síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT), conducta de evitación y enojo 5.
Las personas que carecen de conexiones sociales o informan frecuentes sentimientos de soledad tienden a sufrir tasas más altas de morbilidad y mortalidad 7, 8, 9, riesgo y prevalencia de infecciones 10,11,12 y deterioro cognitivo 13, una condición observada de manera particular en adultos mayores 14.  Los riesgos para la salud asociados con el aislamiento social incluso se han comparado en magnitud con los peligros conocidos por el tabaquismo y la obesidad 15 aunque no han sido estudiados de manera equivalente, también es muy importante resaltar, la asociación que existe entre el aislamiento social y la adquisición o agudización de dichas condiciones 16,17.
Tanto la soledad como el aislamiento social han sido asociados también con comportamientos menos saludables como el tabaquismo, la inactividad física y trastornos del sueño 18,19, estos factores, se encuentran directamente asociados a procesos biológicos relevantes para la salud, como son las variaciones en la presión arterial, incremento en marcadores séricos inflamatorios, alteraciones en el metabolismo de lípidos y compromiso inmunológico 20,15,21 e incluso niveles de asociación con riesgo de muerte prematura 22.
Diversos estudios han intentado comprender las vías psicológicas, conductuales y biológicas por las cuales el aislamiento social y la soledad conducen a una reducción en la calidad de vida en términos de la salud y una disminución de la longevidad 23,24,25,26,27, incluso, la evidencia actual indica que el mayor riesgo de mortalidad por falta de relaciones sociales es mayor que el de la obesidad 28,29.
Si bien se acepta generalmente que los efectos negativos para la salud del aislamiento social son directos e indirectos (mediados por comportamientos de salud riesgosos), y aunque la literatura de investigación proporciona varias vías y mecanismos conductuales, psicológicos y fisiológicos a través de los cuales el aislamiento social puede influir o afectar la salud 30,31, 32, no está claro y / o no se ha investigado cuál de ellos es más decisivo, en qué circunstancias y en qué poblaciones y entornos culturales. Algunos estudios sugieren que los riesgos para la salud del aislamiento social representan efectos a largo plazo 33,34,35.
Es importante resaltar que los procesos de aislamiento preventivo obligatorio o “cuarentenas” han mostrado ser eficientes y necesarios en la prevención y control del avance de diversas enfermedades infecciosas, siendo particularmente una herramienta efectiva, para el control de la pandemia de COVID-19, demostrando variaciones importantes de la transmisión de SARS-CoV-2 y del número de muertes asociado a periodos de mantenimiento o relajación de estas medidas 36-38. Por otro lado, el impacto social de la pandemia de COVID-19 ha sido amplio y muy desafiante. La cuarentena y el distanciamiento social son medidas necesarias para evitar la propagación del virus, pero también conducen a niveles elevados de soledad y aislamiento social, que a su vez repercuten directamente sobre la salud física y mental 39-42, además de generar una afectación importante de otros aspectos como la economía y la cultura.




Como conclusión, no es posible definir las ventajas o desventajas de los procesos de aislamiento obligatorio desde la perspectiva multidimensional de la salud. Partiendo de los diferentes estudios que han sido publicados en los últimos meses, la pandemia de COVID-19 ha planteado y seguirá planteando una serie de retos que permitirán rediseñar las estrategias de distanciamiento social y aislamiento como medida de control de la propagación de la infección, del mismo modo, permitirá analizar esos otros factores relacionados con la salud física y mental, los cuales, comienzan a tomar más relevancia y en algunas sociedades se han hecho mucho más evidentes durante este prolongado y sin precedente periodo de cuarentena 43-45.
La cuarentena y el distanciamiento social son medidas necesarias para evitar la propagación del virus, pero también conducen a niveles elevados de soledad y aislamiento social, que a su vez repercuten directamente sobre la salud física y mental de los individuos.

Fuentes de financiación: Universidad de Santander UDES, Universidad Cooperativa de Colombia.
"Los autores declaran que no tienen intereses contrapuestos"

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Omar Domínguez-Amorocho1*, Luz Mery Contreras-Ramos2, Laura Patricia Amaya Díaz3
1MSc., PhD(c), profesor investigador Facultad de Ciencias de La Salud, Universidad de Santander UDES, Bucaramanga, Colombia. No. Orcid: (0000-0002-8989-0139).
2MSc, profesora investigadora Facultad de Enfermería, Universidad Cooperativa de Colombia, Bucaramanga, Colombia. No. Orcid: (0000-0002-1858-6789).
3MSc, profesora investigadora Facultad de Ciencias Sociales, políticas y humanidades, Universidad de Santander UDES, Bucaramanga, Colombia. No. Orcid: (0000-0001-9103-7594).
*Autor de correspondencia: Universidad de Santander UDES Campus Lagos del Cacique calle 70 # 55-210 Programa de Instrumentación quirúrgica, [email protected].
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