Revista Bionatura
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2021.06.03.28
Files > Volume 6 > Vol 6 No 3 2021
REPORTE DE CASOS / CASE REPORTS

Reporte de caso de postcirugía de ligamento cruzado anterior
Case report of post-surgery anterior cruciate ligament surgery
Clara Gualotuña1 y Thelvia I. Ramos2
Available from: http://dx.doi.org/10.21931/RB/2021.06.03.28


RESUMEN

El ligamento cruzado anterior (LCA) es la lesión de la rodilla con mayor prevalencia en los atletas. Los avances en la técnica quirúrgica y la fijación de injertos han permitido a los pacientes participar en una rehabilitación funcional postoperatoria temprana. Este tratamiento está dirigido a lograr un mayor rango de movimiento, progresando hacia la movilización, fortalecimiento y control neuromuscular propioceptivo de la articulación. Existen varios protocolos de rehabilitación con variaciones en ejercicios específicos, progresión a través de fases y componentes claves que permiten la recuperación funcional. El objetivo final de la fisioterapia es devolver al paciente al nivel de rendimiento anterior a la lesión, incluidos el movimiento y la fuerza, sin dañar ni alargar el injerto. Presentamos el reporte de un caso con una lesión de LCA compleja, que recupero la funcionalidad de la articulación por aplicación de plan de tratamiento fisioterapéutico de forma inmediata a su intervención quirúrgica.
Palabras claves. ligamento cruzado anterior, rehabilitación funcional, propiocepción, injerto, fuerza muscular y movimiento.

ABSTRACT

An anterior cruciate ligament (ACL) is the most prevalent knee injury in athletes. Advances in surgical technique and graft fixation have allowed patients to participate in early postoperative functional rehabilitation. This treatment focuses on achieving a more excellent range of motion, progressing toward mobilization, strengthening, and proprioceptive neuromuscular control of the joint. Several rehabilitation protocols have variations in specific exercises, progression through phases, and critical components that allow functional recovery. The ultimate goal of physical therapy is to return the patient to the pre-injury level of performance, including motion and strength, without damaging or lengthening the graft. We present a case report of a patient with a complex ACL injury who recovered joint function by applying a physiotherapy treatment plan immediately after surgery.
Keywords.  Anterior cruciate ligament, functional rehabilitation, proprioception, grafting, muscle strength, and movement.

INTRODUCIÓN

La articulación de la rodilla es propensa a lesionarse debido a su complejidad y función de soporte de peso1. Está formado por la tibia, el fémur y la rótula, que están estabilizados por el ligamento colateral medial (LCM), el ligamento colateral lateral (LCL), el ligamento cruzado posterior (LCP) y el LCA1. Los meniscos medial y lateral actúan como amortiguadores, distribuyendo el peso uniformemente con cada paso o giro1. El LCA tiene una función importante en la estabilidad de la rodilla2. Esta estructura articular presenta dos porciones una antero medial y otra postero lateral, además sostiene el 90% del peso corporal3. Las fibras tendinosas del LCA tienen forma helicoidal dirigiéndose desde el área pre-espinal de la tibia hasta la superficie interna del cóndilo externo fémur2. Esté ligamento se considera la principal restricción pasiva de la traslación anterior de la tibia en el fémur4, 5 proporcionando estabilidad rotacional a la rodilla tanto en el plano frontal como en el transversal1.
 
 
Las lesiones ligamentosas de la rodilla son frecuentes en las poblaciones jóvenes físicamente activas3, 5,6. Se reporta una incidencia de estas lesiones de 1 por cada 3.000 personas en los Estados Unidos7. Solo en Norteamérica 250.000 personas sufren una ruptura de LCA cada año6, 8. En un estudio de Li y colaboradores demostraron que la incidencia de lesiones por LCA ocurría de cuatro a cinco veces más entre los militares en referencia a la población general9. En un meta-análisis que reunió 25 estudios epidemiológicos encontraron una tasa de desgarro del LCA del 5% en mujeres que jugaban fútbol y baloncesto durante todo el año10. En esta investigación las mujeres tenían un riesgo tres veces mayor de desgarro del LCA que los hombres que practicaban el mismo deporte, reportándose un 42,3% cifra más alta reportada en la literatura para cualquier tipo de deporte11,5.
 
Algunas actividades deportivas se han asociado a la ruptura de LCA ocasionados  por la práctica de deportes profesionales como: baloncesto12, fútbol13 alpinismo10, balonmano14, fútbol americano15, voleibol y lucha16. Estas lesiones tienen una mayor predisposición en los deportistas de fin semana, en el adulto mayor y en mujeres que presenta un valgo fisiológico17.
 
Existen tres mecanismos principales de lesión del LCA: contacto directo, contacto indirecto y sin contacto18. Por contacto directo la lesión se ocasiona cuando una persona u objeto golpea directamente la rodilla; en el contacto indirecto la lesión aparece en las regiones no propias de la rodilla transfiriéndose una fuerza excesivas hacia la articulación y las lesiones sin contacto se producen cuando se aplica una fuerza de desaceleración o de cambio de dirección (pivote) sobre la rodilla19. Otros mecanismos asociados a LCA menos frecuentes  son: los movimientos combinados de  flexión de la articulación de la rodilla con valgo forzado, rotación medial excesiva de la espina tibial20 y varo con rotación lateral16.
 
En la evaluación clínica de una lesión por LCA los síntomas iniciales son: dolor intenso, crepitación, inflamación, tumefacción y pérdida de la movilidad21. La lesión en si suele provocar derrames articulares, alteraciones en la  cinemática de la rodilla, afectaciones de la marcha, debilidad muscular y reducción del rendimiento funcional6.También las personas afectadas manifiestan sensación de inestabilidad de las rodillas22, 6. Otros autores fundamentan que existe ruptura de ligamento cruzado anterior en actividades de torsión-recorte-desaceleración aceleración en combinación con una carga en el valgo de rodilla6, 8. Algunos pacientes manifiestan que escuchan  o sienten un "estallido" en el momento de la lesión, acompañado en ocasiones de hemartrosis durante  las dos primeras horas posteriores al daño6.
 
En la exploración física se detecta la laxitud articular anteroposterior y antero externa, siendo las maniobras más importantes  el   test de subluxación excéntrica con un 98% de especificidad, considerada como la única prueba clínica y dinámica más específica para determinar la lesión  de LCA4,8,22. Existen otras pruebas como  el test de Lachman y la prueba de cajón anterior para determinar  la ruptura del LCA6, y para el diagnóstico definitivo se realiza exámenes de imagenología como la Resonancia Magnética Nuclear (RMN) 22,23.
 
El principal tratamiento para esta lesión es el quirúrgico dirigido a la reconstruir el LCA y considerando aspectos como: la edad, tipo de deporte que la ocasionó y el injerto, con el fin de evitar lesiones secundarias a la articulación24. Actualmente hay dos opciones para injertos del LCA: los autoinjertos y los aloinjertos22. El primero requiere la sustitución del LCA con tejido obtenido de otra parte del cuerpo25, como cuando se utiliza un autoinjerto de tendones semitendinosos, cuádriceps y el gracilis25. El aloinjerto se obtiene a partir de donantes cadavéricos y tiene la ventaja de que no presenta morbilidad en el sitio donante, no es necesario tomar precauciones en el proceso de rehabilitación  y presenta la misma fuerza que los autoinjertos26. Pero la curación del aloinjerto se retrasa con respecto a la incorporación y remodelación y puede transmitir enfermedades que no tienen la resistencia biomecánica de la intervención27. La literatura reciente sugiere el uso de autoinjertos biológicos, sobre todo en pacientes jóvenes, debido a su potencial para la remodelación, la curación del tendón al hueso4.
 
Después de la cirugía de una lesión por LCA se requiere tratamiento fisioterapéutico que permita recuperar la funcionalidad de la articulación. En estas lesiones por lo general también se presentan secuelas clínicas a largo plazo asociados con desgarro del menisco medial, lesiones condrales y desarrollo de osteoartritis postraumática6. Otros factores a considerar es fallo articular, con subluxación femorotibial28. Aumento del grado de laxitud articular condicionando a un deterioro articular progresivo  objetivable en los estudios radiográficos (aplanamiento del cóndilo, esclerosis subcondral, pinzamiento articular y formación de osteofitos)9.
 
Es relevante presentar un programa de rehabilitación que se debe desarrollar en forma inmediata después de la cirugía del LCA, respetando todos los procesos fisiológicos de reparación de los tejidos afectados30. Los procedimientos fisioterapéuticos deben ir encaminados a restaurar la condición locomotora e identificar  factores prexistente para prevenir futuras lesiones del LCA31. La locomoción normal depende, entre otros factores, de la estabilidad de la estructura ligamento capsular, el rango de movimiento de la articulación de la rodilla y un nivel de fuerza apropiado de los músculos así como de la propiocepción de esta articulación tan compleja32. El propósito en el programa de rehabilitación es restaurar la función completa sin restricciones y ayudar al paciente a regresar al 100% del nivel anterior a la lesión mientras logra excelentes resultados a largo plazo33.
 
Presentamos un reporte de un paciente con una compleja ruptura del LCA, el cual tuvo una rehabilitación en el servicio de fisioterapia de la Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE. Los resultados alcanzados son debidos a la combinación de técnicas de rehabilitación orientadas a una acelerada recuperación funcional, reflejada en el aumento de la movilidad articular y fuerza de los músculos extensores y flexores, así como de la restitución de la propiocepción de la rodilla y de todo el miembro inferior, permitiendo que pudiera incorporase a todas sus actividades de la vida diaria con normalidad.
 
 
 

REPORTE DE CASO

 
Paciente  de 33 años de edad, obrero, que tuvo un accidente en el año 2017 al levantar una puerta metálica, que traumatizó la cara anterior de la rodilla izquierda, presentando un dolor grado 4 en escala de EVA (Escala Visual Analógica) (Gonzales, Ana ;Ramos, Adriana; Rojas, 2018). El dolor persistió por 8 semanas y acudió a consulta médica de la empresa donde labora. El examen físico reveló un diagnóstico de sinovitis y hoffitis (inflamación de la grasa de la Hoffa) 35 y el tratamiento fue medicación con antiinflamatorios y 10 sesiones de fisioterapia, mejorando su sintomatología.
 
 
Dos años después, practicando fútbol (septiembre 2019) el paciente presenta nuevamente dolor en la cara anterior de la rodilla izquierda grado 5 en escala de EVA manifestando fatiga muscular durante el trote, limitando de manera parcial la funcionalidad biomecánica de la marcha. Al finalizar ese mismo año tiene un segundo accidente de trabajo armando una columna de 11 cajas plásticas con un peso de 1,5 kg, por cada caja. Un compañero provoca una colisión de una columna conformadas por 11 cajas que se impactaron sobre el cuerpo del paciente. Realiza una flexión de hombros con extensión de codos y muñeca quedando la cara palmar apoyada en las cajas y al mismo tiempo efectuó una flexión de cadera y rodilla derecha simultáneamente sobre la estructura para soportar el peso de 126 kg, el miembro inferior izquierdo se mantuvo apoyado en el piso provocando un movimiento de desplazamiento medial.
 
Inmediatamente inicio un dolor agudo intenso en la rodilla con un grado 8 en la escala de EVA, con limitación funcional al caminar e inestabilidad de la rodilla. Es valorado por el médico de la empresa quien diagnóstica una lesión de LCA e indica un tratamiento con antinflamatorios y reposo. El dolor persiste sin alivio durante un mes y es evaluado por fisioterapia, aplicándose la prueba de cajón anterior y la prueba de Lachman, siendo ambas positivas, remitiéndose a evaluación por traumatología3,4.
 
El diagnóstico por el especialista se apoyó en la valoración clínica y una RMN de rodilla que reveló cambios en la intensidad del ligamento cruzado anterior, signos de ruptura intrasustancial 50%, desgarro a nivel de la base del menisco lateral y cambios de la intensidad de señal a nivel de cartílago articular y el tejido óseo subcondral hacia el borde lateral de la meseta tibial, edema óseo a este nivel e incremento de líquido articular (ver figura1. 2, 3 y 4).
 


Figura 1. Corte sagital de resonancia magnética (RM), en T2 se puede visualizar que existe un proceso inflamatorio a la altura del ligamento cruzado anterior.
 

Figura 2. Corte coronal de RM potenciado de T1 se observa proceso inflamatorio
 


 
Figura 3­. Corte sagital de resonancia magnética (RM) potenciado de T1 se puede visualizar que existe un proceso inflamatorio a la altura del ligamento cruzado anterior.
 


 
Figura 4 Corte sagital de RM potenciado en T1 se observa un leve incremento líquido articular, y proceso inicial de esclerosis.
 
A nivel de la meseta tibial lesiones osteocondrales borde lateral y a nivel del cóndilo femoral lateral.
 

Figura 5. Corte coronal potenciado a T2, se visualiza ruptura intrasustancial de ligamento cruzado anterior aproximadamente un 50%, presencia de líquido inflamatorio.

Se practica la cirugía reparadora con la técnica de intervención hueso tendón hueso (HTH) cirugías más autoinjerto por representar un menor riesgo por la edad del paciente y la actividad laboral4,25. El autoinjerto fue extraído del tendón del músculo semitendinoso de la rodilla teniendo éxito la cirugía36. Este tipo de cirugía realizada permitió comenzar la fisioterapia de forma precoz, evitando la debilidad de la musculatura de los isquiotibiales, perdida de arcos de movimiento y perdida de la propiocepción, como describe la literatura5.

 
Tratamiento fisioterapéutico
 
La rehabilitación estuvo dirigida a recuperar el rango de movimiento articular, la fuerza de los músculos flexores y extensores de la articulación de la rodilla (sartorio, gráciles, semitendinoso, semimembranoso, bíceps femoral, gastrocnemio y el cuádriceps) tanto en condiciones estáticas como la dinámica articular, recuperar la amplitud y la propiocepción para lograr una adecuada funcionabilidad de la rodilla23.   
 
Se consideró además la selección de los ejercicios, la magnitud y el tiempo de aplicación de la carga,  el proceso gradual de angiogénesis del autoinjerto en el nuevo ligamento5. Los procedimientos fisioterapéuticos se establecieron en diferentes etapas apoyados en los datos clínicos.
 
 
Diagnóstico fisioterapéutico
 
Postcirugía de ligamento cruzado anterior, con dolor en la cara posterior de los isquiotibiales, y cara anterior. Puntos de gatillo en el músculo tensor de la fascia lata y semitendinoso.
 
 
Sintomatología Clínica
 
El paciente acude con los puntos de sutura y presenta una marcha claudicante, apoyado con muletas. Presenta inflamación en todo el contorno de la rodilla, derrame en absorción en la parte anterior, equimosis en la parte posterior, piel brillante tersa, temperatura normal, atrofia de la masa muscular. Manifiesta dolor al flexionar la rodilla a partir de los 60 grados y al caminar en terreno irregular, en la cara anterolateral interna de la rodilla grado 5 de EVA y en la cara postero externa del muslo grado 7 de EVA, lugar de donde se extrajo el tendón para el autoinjerto.
 
 
Examen físico
 
Dolor a la palpación en la cara posterior un grado 8 en escala de EVA. Sensibilidad superficial alterada en la parte anterior de la rodilla (en la intervención quirúrgica). Sensibilidad profunda normal. Puntos de gatillo en el musculo semitendinoso y tensor de la fascia lata.
 
 
Valoración funcional
 
Goniometría
 

 
Plan de tratamiento de rehabilitación consta de cuatro fases
 
 
Primera fase inflamatoria de 1 a 2 semanas
 
En esta fase se realizará el control del dolor e inflamación. Se aplicaron compresas frías a nivel local en la parte anterior de la rodilla durante la primera semana. Se emplearon bolsas de hielo, reemplazadas con crioterapia local. Se indican movimientos pasivos continuos20. Estimulación con electroestimulación percutánea (o transcutánea) de los nervios en la cara anterior de la rodilla, cuádriceps y en los músculos isquiotibiales del muslo. Utilizamos ultrasonido en la cara anterior de la rodilla con 1 w/cm2, al 20 % y 1 hz para obtener un efecto mecánico y alineamiento de las fibras de colágeno, evitando la formación de adherencias en el sitio de intervención quirúrgica. Ejercicios de activación muscular mediante movilidad activa asistida de la rodilla y ejercicios de fortalecimiento del otro miembro inferior. Se recurrió a la técnica Kinesio Tape (KT) o vendaje neuromuscular sobre los músculos isquiotibiales para mejorar la oxigenación y aporte de nutrientes disminuyendo de esta forma el dolor y acelerando el proceso de cicatrización, el uso del vendaje también se puede utilizar como estabilizador de la rodilla después de la poscirugía de LCA.
 
 
Segunda fase proliferativa de 3 a 6 semanas
 
En esta fase es importante realizar la movilidad y carga progresiva, por tal motivo se realizara movilización de la rótula en sentido céfalo caudal, transversal y oblicuo, electroestimulación para fortalecimiento del vasto medial37. Ejercicios de fortalecimiento progresivo de flexión y extensión de la rodilla con aumento gradual del rango de movimiento, en posición supina y con deslizamiento del talón sobre la camilla38. Se practicó al paciente técnicas de inducción miofascial, como: la técnica longitudinal y transversal para los isquiotibiales y para los cuádriceps.
 
 
Tercera fase de remodelación de 7 a 12 semanas
 
En esta fase se inicia el programa de entrenamiento de fuerza, coordinación y propiocepción en combinación con ejercicios en cadena cinemática cerrada en terreno plano, con ojos abiertos y posteriormente con inhibición de ojos, pero en terreno plano. Es necesario trabajar ejercicios excéntricos, aeróbicos, equilibrio y control postural39
 
Se realizaron ejercicios del puente (paciente en posición supina con rodillas flexionadas y las plantas de los pies apoyadas en balancín.
 
Se efectuaron ejercicios de subir y bajar un solo escalón y sentadillas logrando aumentar gradualmente la fuerza de los músculos isquiotibiales  y cuádriceps de la pierna operada en el plano sagital20.
 
 
Fase final de 13 a 15 semanas
 
Dirigida a la recuperación total de la coordinación, fuerza y gestos deportivos, para lo cual se trabaja a nivel muscular mediante la técnica de facilitación neuromuscular para los miembros inferiores partiendo de extensión, abducción y rotación interna de cadera  retornando con flexión, aducción y rotación externa  de cadera con flexión de rodilla, también se ejecutó ejercicios de propiocepción con inhibición de ojos y en área inestable utilizando elementos externos de perturbación como ligas y balón medicinal.. Para finalizar está fase se aplicó ejercicios polimétricos, trote con desplazamientos en diferentes direcciones y por último se practicó diferentes gestos deportivos (fútbol).
 
 
DISCUSIÓN

 
El objetivo de la reconstrucción del LCA es restaurar las propiedades anatómicas y biomecánicas de este ligamento40. Algunos autores mencionan que para este tipo de lesión es necesario mantener la estabilidad de la articulación de la rodilla anteroposterior, anteromedial y recuperar la cinemática de la articulación41.
 
La rehabilitación rigurosa después de la reconstrucción del ligamento cruzado anterior (LCA) es necesaria para un resultado quirúrgico exitoso33, el fortalecimiento muscular acelerado42, la rehabilitación en el hogar43, la propiocepción con entrenamiento neuromuscular37, pero sin excluir el rango de movimiento y los ejercicios funcionales44. Otro autor menciona que es importante recuperar la locomoción normal, entre otros factores, la estabilidad de la estructura ligamento capsular, el rango de movimiento y un nivel de fuerza apropiado de los músculos de la articulación de la rodilla y la propiocepción45. En nuestro trabajo consideramos la importancia de recuperar la estabilidad de la rodilla en conjunto con la fuerza, el arco de movimiento, la propiocepción y con el fin de integrarlo a la actividad laboral o deportiva.
 
 
La terapia de crio compresión se ha propuesto como un método para reducir el dolor y la respuesta inflamatoria en el período postoperatorio temprano después de la cirugía de reconstrucción de la articulación46. Otro estudio menciona que la aplicación de compresas frías sobre la lesión disminuye el dolor32. De acuerdo con la práctica cuando se aplicó las compresas químicas frías en la etapa inicial de la poscirugía de LCA, se determinó la disminución considerable del dolor y la inflamación permitiendo mejores rangos de movimientos con lo cual se confirma lo mencionado por Nabiyev V. N. y colaboradores (2018)47.  
 
 
La incorporación de estrategias efectivas para aliviar el dolor durante la rehabilitación de la cirugía de RLCA conduce a una mejor condición en la recuperación del rango de movimiento y la función de la rodilla. Al aplicar electroestimulación transcutánea se ocasiona una inhibición pre-sináptica con disminución del dolor, en combinación con ejercicios controlados en las cuatro primeras semanas que permitieron resultados positivos en la recuperación. Esto se corrobora también con el estudio de Forogh y colaboradores que aplica electroestimulación transcutánea sobre 70 deportistas en combinación con ejercicios controlados reportando disminución de los niveles de dolor en todos los individuos del estudio48. En otro estudio la utilización de electroestimulación transcutáneo manifiesta que sus efectos son relativos, obteniendo mejores resultados a nivel de cuádriceps con la aplicación de electroestimulación eléctrica  funcional a partir de la cuarta semana49.
 
 
El uso de KT tiene un efecto positivo sobre la propiocepción en pacientes con rotura del LCA. Por lo tanto, la aplicación puede mejorar el patrón de la marcha, así como la función subjetiva de la articulación de la rodilla afectada50. Liu menciona que el KT puede tener efectos beneficiosos sobre la propiocepción, el equilibrio y el rendimiento funcional en personas con ruptura LCA, pero no puede compensar por completo la pérdida de propiocepción51. En la práctica actual se aplicó el KT para disminuir la contractura que presentaban los músculos isquiotibiales y también se utilizó en la fase final del programa de fisioterapia como técnica para estabilizar la rodilla, solo durante la primera semana cuando retorno a la actividad laboral y deportiva, es decir, que el KT se puede utilizar como medio de apoyo temporal para estimular la propiocepción pero no como tratamiento permanente.
 
 
Se debe lograr la extensión completa de rodilla sobre las dos primeras semanas de rehabilitación y para esto se requieren técnicas de estiramiento de larga duración con poca carga52. La literatura científica indica la importancia de la marcha con extensión completa de la rodilla, para obtener una buena funcionabilidad de la articulación44. En la experiencia profesional es importante alcanzar durante las primeras semanas la extensión completa de la rodilla con el fin de recuperar la biomecánica funcional en forma correcta después de la postcirugía de LCA. Aplicando al paciente la rehabilitación con ejercicios selectivos, se obtiene la extensión completa de rodilla en el periodo inicial del tratamiento acompañado con movilización de la articulación patelofemoral el cual permite ganar rangos de movimiento durante el programa de fisioterapia establecida. La aplicación de masaje en la banda iliotibial y de la parte lateral del cuádriceps ayuda a mejorar la movilidad articular, con lo cual aumentan los arcos de movilidad y disminuyen las contracturas  mejorando el proceso de oxigenación y aportes de nutrientes para obtener el proceso de cicatrización de manera óptima32. También contribuye la movilización de rotula con movimientos fisiológicos durante la primera semana y el masaje profundo en el muslo, para mejorar los rangos de movimientos y la irrigación sanguínea a nivel de la rodilla.
 
 
La rehabilitación acelerada y bien programada no ha mostrado efectos perjudiciales, iniciando con  activación de cuádriceps mediante ejercicios isométricos, posteriormente ejercicios con carga progresiva, luego utilizando el propio peso, ejercicios de cadena cinética abierta y cerrada53. En la fase inicial de rehabilitación es seguro para los pacientes empezar inmediatamente después del postoperatorio con ejercicios isométricos, conforme va mejorando se incrementa en forma progresiva el peso para el fortalecimiento de los músculos que intervienen en la función de la rodilla, es necesario  trabajar  ejercicios de cadena cinética cerrada y abierta para ganar fuerza tanto en los músculos proximales y distales de miembros inferiores los mismos que se requieren para una buena reeducación de la marcha.
 
 
Cimino y colaboradores (2010) explican que al realizar el entrenamiento neuromuscular propioceptivo mejora la respuesta refleja de la articulación y la reacción voluntaria de los músculos que tiende a ser rápida para contrarrestar las fuerzas que actúan sobre la rodilla1. En otro estudio de  Basar y colaboradores determina que el mecanismo propioceptivo de la rodilla da información sobre la posición y el movimiento de las articulaciones evitando de esa manera una segunda lesión de LCA54. Es necesario trabajar en la fase final de la  fisioterapia el programa de entrenamiento neuromuscular propioceptivo para un aprendizaje motor mediante la utilización de movimientos de perturbación en combinación con acciones visomotoras en lesión de LCA55. Al aplicar el programa de propiocepción en el paciente con lesión de LCA se pudo observar un cambio importante en la funcionalidad estabilidad con mejor coordinación en las reacciones motoras y articulares de la rodilla, permitiendo integrar al paciente de forma óptima en la actividad deportiva y laboral. El trabajo de entrenamiento muscular propioceptivo permite constituir los factores sensoriales, visuales y motores con el fin de minimizar los riesgos acelerados de secuelas y reduciendo el riesgo de una segunda lesión de LCA.
 
 
En la fase final de la rehabilitación se deben realizar pruebas de salto después de completar los seis meses de  tratamiento para el retorno a la actividad deportiva52. Otro estudio menciona que todos los atletas a menudo son autorizados para regresar a las actividades cuando pueden realizar saltos en un solo pie sin dolor (periodo 6 meses) después de la reconstrucción del LCA56. Actualmente para autorizar el retorno a la actividad deportiva se ejecutó los ejercicios de saltos con los dos pies y con un pie es decir ejercicios polimétricos de baja y alta intensidad, también es importante que pueda correr y subir escaleras sin molestias para el retorno de la actividad laboral y deportiva.
 
 
CONCLUSIÓN

 
Los estudios presentados en este documento se centraron en mejorar la rehabilitación después de la reconstrucción del LCA, con el objetivo de retornar en forma segura con una fuerza muscular óptima para darle mayor estabilidad a la rodilla y evitar la aparición acelerada de la osteotritis con el fin de evitar limitaciones en la vida diaria.
 
Un programa de rehabilitación tradicional después de la cirugía es eficaz para mejorar la fuerza muscular de los músculos flexores de la rodilla. Esta intervención temprana puede incorporarse a la rehabilitación actual para facilitar la recuperación rápida de la fuerza en los pacientes con ruptura de LCA.
 
 
 
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Recibido: 20 Febrero 2021
 
Aceptado: 20 Mayo 2021
 
 
Clara Gualotuña1 y Thelvia I. Ramos2
 
1.      Sistema Integrado de Salud, Área de Fisioterapia Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE Av. General Rumiñahui s/n, PO BOX. 171-5-231B, Sangolquí, Ecuador. https://orcid.org/0000-0003-0453-4125
 
2.      Departamento Ciencias de la Vida y de la Agricultura, Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE, Av. General Rumiñahui s/n, PO BOX. 171-5-231B, Sangolquí, Ecuador.
[email protected]  https://orcid.org/0000-0002-0584-6166
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